Ella y su realidad

Le encanta observar el cielo desde la ventana de su cuarto, es uno de sus pasatiempos favoritos. Le cuesta mucho dormir, ya se ha tomado dos té, que le ha hecho su nana, pero no logra conciliar el sueño.

– Nena, acuéstate ya. Es muy tarde. - Dice María, su nana.

- Me duele mucho la cabeza.- Se levanta y coge una moña para sujetar su larga cabellera negra.

– Deja de pensar tanto mi niña. ¿Ha hablado con Allison?.- Hannah tuerce un poco los ojos y niega con su cabeza.

– Las cosas están mejor, pero desde que se fue a Londres no hemos hablado. Creo que sera mejor asi.- María la abraza y le da un beso en la frente.

– Trata de descansar. Mañana será un largo día.- Hannah suspira profundamente, no quiere que salga el sol.

Será su primer día en el nuevo trabajo. Logra dormirse con mil pensamientos en su cabeza. Se levanta un poco tarde, así que tiene que correr, como de costumbre. Plancha un poco su cabello, porque es muy perfeccionista y no soporta que ningún pelo este rebelde. Se aplica un poco de rubor. Aplica rímel y un brillo rosado en sus labios. Se pone sus botas negras, una blusa negra ajustada y un pantalón blanco. Se sube a su carro, ajusta la silla y mete las llaves. No prende, no sabe que pasa, pero es muy tarde. Frunce su ceño y sigue intentando… Su batería está dañada, recuerda que debe cambiarla, pero no tuvo el dinero.

– Llegas tarde Hannah.- La regaña Karina, su joven, pero odiosa jefe.

- Lo siento, mi carro esta en el taller. Cogí un taxi, pero había mucho tráfico. - Dice Hannah agitada, porque tuvo que correr cinco cuadras, para alcanzar el autobús.

Karina le hace mala cara y le pone más trabajo de lo normal. Odia su trabajo, pero debe seguir ahí, porque no ha encontrado uno que le paguen mejor. Necesita cada centavo. Ha mentido toda su vida y la única persona que la conocía realmente, ya no está. Hannah sale del trabajo a las 4:00 pm ,está muy cansada, pero debe realizar algunos pendientes.